El hallazgo se produjo en una cantera abierta de carbón en la ciudad de Bukkabrany, al noreste de Hungría. Se trata de un antiguo bosque de cipreses, cuya antigüedad puede estimarse en ocho millones de años.
El aspecto más interesante de este descubrimiento es que los troncos no se convirtieron en carbón. Como señala Alfred Dulai, geólogo del Museo de Historia Natural de Hungría, "la verdadera rareza de estos árboles es que su madera original ha quedado preservada; no se petrificó". Según explico, fue cubierta por una capa de arena.
Por otro lado, muchos árboles se conservaron en su posición original y en el mismo lugar. Tienen unos seis metros de alto por dos o tres de diámetro.
Para los arqueólogos el hallazgo tiene importancia porque permite conocer la vegetación y el clima durante el Mioceno. Ahora la mayor preocupación es evitar que se deshagan al perder su cubierta arenosa protectora.
Fuente: El MundoRelacionada
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