Las estrellas se forman en nebulosas y poco después de su génesis, consumen la mayor parte del gas de su lugar de nacimiento y usan el polvo que las rodea y el gas restante para formar planetas, de acuerdo con la teoría estándar.
El gas y el polvo colapsan en un disco “circumestelar” giratorio y son dirigidos hacia la estrella. Los planetas se piensa que en ocasiones migran también hacia dentro tras su nacimiento. Pero los científicos aún no saben qué dirige este movimiento en espiral hacia dentro.
Un nuevo modelo sugiere que las inestabilidades magnéticas del disco provocan que el gas caiga sobre la estrella y también ayuda a arrastrar a los jóvenes planetas a sus órbitas finales.
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