Algo hay en el aliento humano que a los perros les permite distinguir a una persona con cáncer de pulmón de una persona sana. Distintos experimentos han demostrado que los perros entrenados para reconocer el aliento de una persona que padece esa enfermedad cumplen su tarea con una precisión superior al 90 por ciento.
Confirmado que, como los demuestra el olfato canino, existe una suerte de etérea "huella dactilar" del cáncer de pulmón, hoy el objetivo es el desarrollo de un método diagnóstico tan efectivo como la nariz de los perros, pero a la vez fácil de poner en práctica a escala masiva y carente de posibles efectos secundarios. Las necesidades que guían su búsqueda son indudables.
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