Durante el Paleozoico, el tamaño de los insectos alcanzó tamaños desmesurados, lo que, propablemente, imposibilitaría cualquier suerte de “picnic” que se nos pudiera ocurrir. El ejemplo palmario es la libélula Meganeura, del Carbonífero, que alcanzaba una envergadura de
La razón que se esgrimía habitualmente era la exagerada concentración de oxígeno que se alcanzó en la época, un 35% en relación al “soso” 21% actual. Al respirar los insectos a través de un complejo sistema de tubos (tráqueas) que conectan sus tegumentos externos con todos los órganos internos, semejantes concentraciones de ese gas facilitarían el transporte.
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