¿No le gusta? Haga memoria: "Si la sola idea de sentir en la boca el sabor de los repollitos de Bruselas le da más nauseas que un viaje en barco en plena tormenta no se preocupe, todo se debe a los recuerdos de la comida de la infancia.
Según una encuesta reciente, estos recuerdos tienen un impacto importante en lo que nos gusta o no nos gusta en la vida adulta.
El experto en olfato Tim Jacob, profesor de la Escuela de Biociencia de la Universidad de Cardiff, en el Reino Unido, afirma que los sabores son una combinación de dos sentidos -el gusto y el olfato- y en mucha gente, dice el científico, estos sentidos son profundamente conservadores.
'Los primeros años de nuestra vida solemos ingerir alimentos que son dulces y bastante sosos', dice Jacob."
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